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Géneros literarios (página 2)




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Himno
Composición con texto de
alabanza a una deidad o que expresa sentimientos de fervor
religioso o patriótico. Los himnos más antiguos que
se conservan son dos ejemplos de la antigua Grecia
dedicados al dios Apolo, descubiertos en Delfos, y que datan del
siglo II a.C. Otras civilizaciones de la antigüedad como la
Asiria, la China, la
Egipcia y la India han
dejado documentos con
algunos himnos aunque no con su música. No obstante,
este artículo se limitará a tratar la
tradición occidental. El canto de himnos dentro del
judaísmo y el cristianismo
data al menos de la época del Libro
bíblico de los Salmos, cuyo nombre en hebreo, Tehillim,
significa 'canciones de alabanza'. Sólo se conservan
algunas melodías cristianas de canto llano antiguo, la
más antigua de las cuales data de alrededor del 300
d.C.
Fragmento de Salmos.
Salmo 137

Canción
Texto corto,
lírico o narrativo, acompañado de música. La
música a menudo reproduce el sentimiento del texto e
intenta subrayar su contenido emocional. Suele ser un poema con
música. En su acepción moderna, el término
canción suele limitarse a las composiciones para una o dos
voces, frecuentemente con acompañamiento instrumental. Se
distingue de la canción folclórica. Sin embargo, es
necesario conocer aquel estilo para indicar el trasfondo sobre el
que se desarrollaron las formas más complejas. Las
canciones folclóricas son básicamente composiciones
comunales. En Occidente invariablemente están forjadas en
formas de repeticiones de versos como la balada, en la que se usa
una única melodía una y otra vez para poner
música a una serie de estrofas de versos.
Fragmento de Así te quiero yo.

(Erasmo Ceballos-Jorge Solís)

Así te quiero yo / con el más puro
amor / con el
más puro amor /
Así te quiero yo / con el más puro amor / eso
siente por ti / mi sincero corazón. /
También dudas de mi / quizás tengas razón /
por que a ti te han pagado / te han pagado con traición.
/

Cantata

En música, composición vocal con
acompañamiento instrumental. La cantata tiene su origen a
principios del
siglo XVII, de forma simultánea a la ópera y al
oratorio. El tipo más antiguo de cantata, conocido como
cantata da camera, fue compuesto para voz solista sobre un texto
profano. Contenía varias secciones en formas vocales
contrapuestas, como son los recitativos y las arias. Hacia
finales del siglo XVII, la cantata da camera se convirtió
en una composición para dos o tres voces. Compuesta
especialmente para las iglesias, esta forma se conocía
como cantata da chiesa (cantata de Iglesia). Sus
máximos exponentes italianos fueron Giacomo Carissimi y
Alessandro Scarlatti. En Alemania,
durante este periodo, la cantata da chiesa, en manos de Heinrich
Schütz, Georg Philipp Telemann, Dietrich Buxtehude, Johann
Sebastian Bach y otros compositores, evolucionó hacia una
forma mucho más elaborada que su modelo
italiano. Bach hizo de la cantata de Iglesia el
centro de su producción vocal, si bien también
compuso cantatas profanas como la célebre Cantata del
café.
Desde los tiempos de Bach, la cantata ha sido generalmente una
composición coral con acompañamiento instrumental,
que tenía coros, solos, arias, recitativos e interludios
instrumentales. El texto puede ser sagrado, en cuyo caso la
cantata se parece a un oratorio, o bien profana, en cuyo caso se
parece a una ópera. En su forma sacra, difiere de un
oratorio (como los de Händel) por ser considerablemente
más corta y menos elaborada tanto en las líneas
vocales como en el acompañamiento. En su forma profana
difiere de la ópera por ser cantada sin escenario ni
vestuario y por la falta de una acción en escena. En el
siglo XIX, los límites
entre la cantata, la ópera y el oratorio se volvieron
más borrosos, de modo que obras dramáticas como el
Caractacus de Edward Elgar o una obra próxima al oratorio,
Belshazzar's Feast (El festín de Baltasar) de William
Walton también podrían ser descritas como cantatas.
La Cantata profana de Bartók y la cantata Alejandro
Nevski, compuesta por Prokófiev para el filme del mismo
título del cineasta ruso Serguei Eisenstein, son
excelentes ejemplos en el siglo XX.

Madrigal

En música, composición profana para dos o
más voces, que se inició en Italia en el
siglo XIV y renació con una forma diferente durante el
siglo XVI. En esa época se hizo muy popular entre los
compositores ingleses, franceses, alemanes y españoles. La
palabra madrigal parece derivar de mandriali (breve poema
pastoril) o de matricale (canción o poema rústico),
o quizá madriale (himno a la Virgen
María)

Los madrigales de la primera etapa se componían
en un estilo musical homofónico (una melodía
predominante y un acompañamiento subordinado) y
solían armonizarse a cuatro voces. Sin embargo, las partes
vocales a veces eran interpretadas o duplicadas por medio de
instrumentos. Los compositores de madrigales más
significativos de este periodo fueron el holandés Jakob
Arcadelt y el flamenco Philippe Verdelot.

Los madrigales de la etapa media solían ser
polifónicos (dos o más partes de voces
independientes), más expresivos y, a menudo, más
imitativos en lo musical o descriptivos de los sonidos humanos y
de la naturaleza. Los
compositores comenzaron a preferir las texturas de cinco o seis
partes a las de tres y cuatro voces. Los flamencos Adrian
Willaert, Philippe de Monte y Orlando di Lasso destacaron como
compositores de madrigales de esta etapa media. Los madrigales de
la etapa tardía solían utilizar progresiones
armónicas audaces y cromatismos (el uso de las notas
cromáticas en general sirve para conducir una
melodía o pieza musical de una tonalidad a otra) con el
fin de producir efectos dramáticos o emocionales intensos.
También utilizaban con frecuencia la voz solista, a menudo
de una manera virtuosa (de gran maestría técnica).
Los compositores de madrigales de este periodo tardío
fueron los italianos Luca Marenzio, Carlo Gesualdo y Claudio
Monteverdi.

Fragmento de Madrigal.

Era un cautivo beso enamorado / de una mano de nieve que
tenía / La apariencia de un lirio desmayado / y el
palpitar de un ave en agonía / Y sucedió que un
día / Aquella mano suave / de palidez de cirio. / de
languidez de lirio / de palpitar de ave / se acercó tanto
a la prisión del beso / que ya no pudo más el pobre
preso / y se escapó… /.

Elegía
En la literatura clásica,
composición poética basada, métricamente, en
el dístico elegíaco (hexámetro +
pentámetro). Las elegías clásicas eran a
menudo cantos nostálgicos, pero también figuran
entre sus temas el amor, la
guerra y la
política.
Calímaco y Catulo destacan entre los poetas de la
antigüedad que emplearon el verso
elegíaco.

Durante la edad media, la
elegía recibió el nombre de planto o llanto, y un
ejemplo de este tipo de composición es el Planto que fizo
la Virgen el día de la Pasión de su Fijo, de
Gonzalo de Berceo. Una elegía muy conocida es la
lamentación que hace el Arcipreste de Hita por la muerte de
Trotaconventos en el Libro de Buen
Amor. En la poesía
moderna (desde el siglo XVI), las elegías se
caracterizan no tanto por su forma como por su contenido,
invariablemente melancólico y centrado en la muerte. En la
literatura castellana, la elegía alcanzó un notable
desarrollo.
Garcilaso de la Vega, en sus églogas, llegó a la
cumbre de la poesía
elegíaca de carácter
intimista y amoroso. Fernando Herrera, sin embargo,
cultivó la elegía heroica. Pero es Canción a
las ruinas de Itálica, de Rodrigo Caro, la obra que se ha
alzado como modelo del
género. La elegía no ha dejado de cultivarse nunca
y una muestra de gran
belleza e intimismo, escrita en el siglo XX, es la "Elegía
a Ramón
Sijé", del poeta alicantino Miguel
Hernández.

Dolora

Composición poética inventada por
campoamor, de espíritu dramático y
filosófico. Sentencia en verso en las que se transmite un
mensaje moral
didáctico, mezcla de humor y sentimentalismo, cuyos temas
narran pequeños dramas cotidianos y encierran un pensamiento
filosófico escéptico.

Rima

Poemas breves en versos asonantes, donde el mundo
aparece como un conjunto confuso de formas invisibles y
átomos silenciosos cargados de posibilidades
armónicas que se materializan en visión o sonido gracias a
la acción del poeta que une las formas con las ideas. Se
refieren a la emoción de lo vivido, al recuerdo, a
experiencias convertidas en sentimientos. También aparece
el amor, el desengaño, el deseo de evasión, la
desesperanza y la muerte. Su
pureza y humildad, junto con su engañosa sencillez,
suponen la "culminación de la poesía del
sentimiento y de la fantasía", en palabras de Jorge
Guillén, y como dijo Luis Cernuda: "Desempeñan en
nuestra poesía moderna, un papel
equivalente al de Garcilaso en nuestra poesía
clásica: el de crear una nueva tradición que llega
a sus descendientes."

Del escritor romántico español Gustavo
Adolfo Bécquer (1836-1870) se recuerdan tanto sus Rimas,
que marcaron el punto de partida de la poesía moderna
española, como las Leyendas, unas
composiciones en prosa etéreas y misteriosas. Las Rimas,
una colección de setenta y seis poesías, publicadas con el título
inicial de El libro de los gorriones, poseen una cualidad
esencialmente musical y una aparente sencillez que contrasta con
la sonoridad un tanto hueca del estilo de sus
predecesores.

Mientras se sienta que se ríe el alma sin que los
labios rían / Mientras se llore sin que el llanto acuda a
llenar la pupila / Mientras el corazón y
la cabeza batallando prosigan / Habrá
poesía

Epigrama
En literatura, observación mordaz, aguda y concisa,
generalmente escrita en verso. Los epigramas de la Grecia antigua
eran inscripciones hechas en tumbas o estatuas. Además de
los epigramas funerarios y votivos, se conservan otros que
reflexionan sobre los objetos y asuntos ligados con la escritura,
entre ellos uno que alerta sobre la amenaza de la "carcoma,
enemiga de las Musas". Los poetas latinos, entre ellos Catulo,
Juvenal y especialmente Marcial, desarrollaron el epigrama como
una breve sátira en verso que acaba con alguna
expresión punzante. En la literatura española, la
proximidad del epigrama con el epitafio se revela en el soneto de
Góngora Inscripción para el sepulcro de Dominico
Greco o en Inscripción en cualquier sepulcro de Jorge Luis
Borges.
Durante el manierismo, lo epigramático aparece como una de
las formas de la agudeza que, como dice Baltasar Gracián
en su Agudeza y arte de ingenio,
predomina entre los españoles, frente a la
erudición de los franceses, la elocuencia de los italianos
y la invención de los griegos. "El que es nacido para un
epigrama no es decente para un sermón", concluye en otro
momento Gracián. Aunque no siempre se haga mención
al género, hay poemas que por
su concisión y agudeza participan también del
epigrama: es el caso de Ángel González
(¿Recuerdas que querías ser Narciso?:
"Pequeña estrábica,/ tú no te preocupes;/
contempla el mundo y rompe los espejos"); las greguerías
de Ramón
Gómez de la Serna; los "membretes" de Oliverio Girondo. En
su novela Vitrina
pintoresca, Pío Baroja registra las inscripciones en las
paredes y en las muestras de tiendas. Borges hace algo
semejante con las "inscripciones de los carros". Pintadas en
paredes y retretes, los grafitos, síntesis
anónima de los hechos e ideas de distintas épocas,
deben clasificarse dentro del género epigramático,
desde los encontrados en Pompeya hasta los más recientes.
En Inglaterra,
sobresalen John Donne, Jonathan Swift, Alexander Pope, este
último creador en el siglo XVIII de una forma de pareado
epigramático, y Oscar Wilde. En Francia,
Voltaire y
Nicolas Boileau-Despréaux. En Alemania, G.
E. Lessing. El epigrama también se encuentra en las
literaturas china y
japonesa. Puede aplicarse el término a cualquier aforismo,
dicho popular y hasta ciertos ejemplos de cuentos
brevísimos como los de Augusto Monterroso: "Hoy me siento
bien, un Balzac; estoy terminando esta línea" (En
Fecundidad).

Soneto, palabra de origen italiano (diminutivo de sonus,
'tono', 'sonido') o
incorporada en Italia por
influencia del provenzal sonet, nombre de una melodía
breve y ligera, una cancioncilla. En la literatura italiana
antigua llegó a tener el sentido más amplio de
canción. La forma canónica del soneto consiste en
catorce versos endecasílabos divididos en dos cuartetos
—rima ABBA ABBA— y dos tercetos, que pueden tener dos
rimas (variantes CDC DCD, CDC CDC, CDD DCC) o tres (variantes CDE
CDE; CDE DCE; CDE DEC; CDE EDC).

Las dos fuentes
clásicas del soneto son el italiano o petrarquista y el
inglés
o shakespeariano. El Cancionero de Petrarca incluye 317 sonetos
dirigidos a su amada Laura. El soneto petrarquista tuvo
seguidores en Italia (Torquato Tasso) y se difundió
también en otros países europeos: Portugal
(Luís de Camões; Francia
(Pierre de Ronsard, Joachim du Bellay y otros miembros del
grupo conocido
como la Pléyade); España.
Fueron Boscán y Garcilaso de la Vega los encargados de
arraigar el soneto, aunque ya el marqués de Santillana
había escrito 42 sonetos fechos al itálico modo,
utilizando en los cuartetos la rima ABAB, con lo que se apartaba
de la norma habitual en el soneto petrarquista (ABBA).

En el siglo XVII español se destacan los sonetos
de Cervantes, Góngora, Quevedo, Calderón y Lope de
Vega, quien en su Arte nuevo de
hacer comedias recomendaba el soneto para los soliloquios
teatrales: "el soneto está bien en los que aguardan".
Después de una escasa utilización en el siglo XVIII
y en el XIX, el soneto resurge con los poetas modernistas
hispanoamericanos y españoles. A la influencia de la forma
tradicional, se une el gran impacto de los simbolistas franceses,
lo que determinará la introducción de variaciones
más o menos heterodoxas. Rubén
Darío, por ejemplo, dedica un soneto a Cervantes donde
combina endecasílabos y heptasílabos, y otro a Walt
Whitman, donde utiliza versos de doce sílabas. Otros
autores contemporáneos de sonetos son Amado Nervo,
Leopoldo Lugones, Juan Ramón Jiménez, Antonio
Machado y Jorge Guillén.

Entre las principales alteraciones del soneto figuran el
sonetillo, compuesto en general por versos octosílabos,
aunque también recurren al eneasílabo Rubén
Darío, Valle-Inclán, Gabriela Mistral; el soneto
con estrambote (sonetto caudato), del que hay ejemplos en
Boscán, Cervantes y Antonio Machado ('A un olmo viejo')
que añade al soneto normal una coda, una o más
estrofas de tres versos, por lo común un
heptasílabo y dos endecasílabos; el soneto
acróstico; el soneto con eco (Lope de Vega).

El soneto inglés
tiene su principal representante en Shakespeare y en
los Amoretti (1596) de Edmund Spenser. Su forma, que exige una
adaptación a una lengua menos
rica en rimas que el italiano, abarca tres cuartetos, cada uno
rimado de diferente manera, y un dístico final que cierra
el conjunto. El esquema de las rimas es a b a b, c d c d, e f e
f, gg. En el siglo XVII, se mantiene la tradición del
soneto a través del poeta John Donne (Poemas divinos) y de
John Milton, quien se atiene a la fórmula petrarquista y
escribe sonetos tanto en inglés como en italiano.
Después de casi un siglo de decadencia, el soneto renace
con autores románticos como William Wordsworth, Samuel
Taylor
Coleridge, John Keats. Durante el periodo victoriano, merecen
citarse los Sonetos del portugués de Elizabeth Barrett
Browning. El escritor argentino Jorge Luis Borges
se ha servido a veces de la estructura
inglesa del soneto, por ejemplo en 'El otro', cuyo dístico
final dice así:

"Suyo (de Dios) es lo que perdura en la
memoria

Del tiempo secular.
Nuestra la escoria".

Entre otros autores de sonetos dignos de mención
figuran el poeta austriaco, nacido en Praga, Rainer Maria Rilke
(Sonetos a Orfeo, 1923), los norteamericanos Edwin Arlington
Robinson, Elinor Wylie y Edna Saint Vincent Millay. Entre 1936 y
1938 W.H. Auden escribió los Sonetos desde China. En
España, además de los ya citados, sobresalen Blas
de Otero y Dámaso Alonso. Eduardo Chicharro, en La
plurilingüe lengua
(1945-1947), ofrece la variante humorística y
paródica del soneto, valiéndose en algunos casos
del ritmo ascendente y enumerativo y, en otros, de una variante
singular del estrambote, como en el nº XLI:

El poeta argentino Juan Gelman cumple a veces con el
canon ('Llamamiento contra la preparación de una guerra
atómica') o mantiene la estructura de dos cuartetos y dos
tercetos olvidándose de rima y medición estricta de los versos, como en el
poema I de Rostros.

Romance

Aparte de su sentido equivalente a las lenguas derivadas del
latín (romances o románicas), o hasta de su uso
como sinónimo de español (así, por ejemplo,
el "román paladino", el español sencillo, del que
habla Gonzalo de Berceo en Vida de Santo Domingo de Silos), la
palabra romance (derivada del adverbio latino romanice, en
románico) indica una serie indefinida de versos
octosílabos con rima asonante en los pares y con los
impares sueltos.

Según el filósofo español
Menéndez Pidal los versos originales del romance, derivado
de los cantares de gesta, eran octonarios (de 16 sílabas),
de rima continua, y posteriormente se dividieron en
dos.

Con la difusión de la imprenta, los romances se
incluyen a partir del siglo XV en los cancioneros y se convierten
en texto para ser leído. Por otra parte, se tiende a
dividirlo en cuartetas y a insertar en él fragmentos
líricos (villancicos o canciones), muchas veces al final
como desfecha, es decir, una versión condensada del texto
en su conjunto. A finales de este mismo siglo, la rima consonante
empieza a sustituir a la asonante. A mediados del siglo XVI,
componen romances escritores como Juan del Encina, Gil Vicente,
Jorge de Montemayor y San Juan de la Cruz.

En los siglos XVI y XVII el romance se introduce
también en otros géneros, como el teatro, sobre
todo con Lope de Vega. Entre sus romances hay uno, incluido en La
Dorotea, que, tal vez, sea uno de los más populares de la
literatura española, e inicia así:

Además de los romances épicos, sobresalen
los de tema amoroso, morisco, pastoril, satírico,
religioso, picaresco y aquellos, personales, en los que se
manifiesta la subjetividad. Después de un periodo de
decadencia, el romance vuelve a interesar a los poetas
románticos (por ejemplo El moro expósito del Duque
de Rivas) y en el siglo XX, desde el modernismo en
adelante, pueden encontrarse ejemplos en Antonio Machado, Miguel
de Unamuno (Romancero del destierro), Leopoldo Lugones (Romances
de Río Seco), Manuel González Prada (Baladas
peruanas), Federico García Lorca (Romancero
gitano).

Un tipo especial de romance, existente ya desde la
edad media, es
el romance noticiero o fronterizo, que se ha prolongado hasta
nuestros días en los romances populares que informan,
además de alentar a la lucha, sobre hechos
contemporáneos: la guerra de Marruecos, la guerra de
Cuba o la
Guerra Civil española, que cuenta con ejemplos de los dos
bandos. El equivalente mexicano es el corrido.

Balada (literatura),

En la antigua poesía francesa, forma
poética que por lo general abarca tres estrofas de ocho
versos (véase Versificación) con una estrofa final
de cuatro versos, a manera de conclusión, llamada envoi,
‘envío’, que incluye una dedicatoria personal a una
persona
importante o a un ser personificado. Con algunas variaciones, los
versos de cada una de las tres estrofas iniciales responden a la
rima ababbcbC; los de la estrofa final, a la rima
bcbC.

Originalmente escrita para ser acompañada por
música, el origen de la balada parece remontarse a las
fuentes medievales italianas y provenzales. La forma se
elaboró por primera vez en la obra del poeta y compositor
francés del siglo XIV Guillaume de Machaut, y los ejemplos
mejor conocidos pertenecen a poetas franceses del mismo siglo y
del siguiente, sobre todo François Villon y Carlos de
Orleans.

Desde el punto de vista musical, la balada se ajusta al
modelo AAB (A = texto ab; B = texto bcbC). Los trovadores y
troveros compusieron en los siglos XII y XIII baladas
monofónicas, a las que llamaron cansón. A partir de
Machaut, la balada se convirtió en una forma
polifónica. En líneas generales, si se trata de una
obra vocal, la balada se llama así por el texto
poético que le da origen; cuando se trata de una pieza
instrumental, ha de suponerse que el compositor eligió ese
nombre por el estilo que inspira su música o porque la
misma composición funciona como relato de una balada
poética. Desde el punto de vista temático llamaron
cansón, si el tema era el amor cortés,
tensón, para diálogos y debates, serventesio, para
sátiras, planto, si se trataba de cantos fúnebres,
alba, cuando era una canción matinal, y serena, si era
nocturna.

Valga como ejemplo de balada el comienzo de este
poema:

Ella volvía alegremente / de las tempranas
arboledas, / con una paloma en los ojos / y con una flor de
madera. / Ella
volvía tan alegremente / del amor nuevo y de la
primavera.
Según los países, las baladas adoptan distintas
formas de versificación y hasta nombres diferentes. Las
baladas inglesas y estadounidenses, por ejemplo, siempre se
ajustan a la rima y están divididas en estrofas. Las
baladas rusas (byliny) no tienen rima, ni se organizan en
estrofas.

Letrilla

Composición poética de versos cortos que
suelen ponerse en música. Composición
poética dividida en estrofas, al fin de las cuales se
repite un estribillo y es escrita en versos de ocho
sílabas o menos.

Ej.:"Parid bella flor de Lis / en aflicción tan
extraña; / si parís, parís a España;
/ si no parís, a París".

Copla

Forma de canción popular cuyo origen se encuentra
en España y que luego se difundió por Latinoamérica. Tiene una estructura
flexible, aunque suele ser una estrofa de cuatro u ocho versos de
arte mayor o menor, generalmente octosílabos. El texto es
de carácter coloquial, con un lenguaje en el
que domina el doble sentido para conseguir efectos
cómicos, lascivos o escatológicos. El tratamiento
de los temas, tanto amorosos como de crónica, es
satírico, aunque en el caso de amores contrariados y temas
solemnes, como la muerte, se
trata con formas de apología sentimental o metafísica.

Las distintas variedades de coplas, en especial las de
corte popular, están próximas al romance, que es el
género poético popular por excelencia de la
poesía española. Autores cultos, como el
marqués de Santillana (Íñigo López de
Mendoza), Rafael Alberti, Luis de Góngora, Antonio Machado
o Federico García Lorca, se han acercado a estas formas de
poesía con gran respeto. A veces
el tema lo tomaban de una canción, un suceso local o un
romance escuchado en una taberna, y otras era el pueblo quien
hacía suya la composición poética sin saber
que tenía autor.

Ejemplo: Una estrella se ha perdido / y en el cielo no
aparece; / en tu pecho se ha metido / y en tu cara
resplandece.

Cantar

Composición poética destinada a ser
cantada: un cantar bélico. Cantar de gesta, poesía
en que se referían hechos históricos, legendarios y
tradicionales.

El fragmento que sigue (uno de los más elevados
de la poesía de la Biblia) corresponde al Cantar de los
Cantares, libro que ha influido notablemente en la posterior
poesía de todos los pueblos. En él, la novia (la
Iglesia para un número importante de biblistas) es
contemplada por el novio (Dios) con unas imágenes y
unas metáforas de un grandísimo valor
literario.

4. Genero
Épico
Epopeya

Género poético que se caracteriza por la
majestuosidad de su tono y su estilo. Relata sucesos legendarios
o históricos de importancia nacional o universal. Por lo
general se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la
composición. A menudo introduce la presencia de fuerzas
sobrenaturales que configuran la acción, y son frecuentes
en ella las descripciones de batallas y otras modalidades de
combate físico. Las principales características del género son
la invocación de las musas, la afirmación formal
del tema, la participación de un gran número de
personajes y la abundancia de parlamentos en un lenguaje
elevado. En ocasiones ofrece detalles de la vida cotidiana, pero
siempre como telón de fondo de la historia y en el mismo tono
elevado del resto del poema.

La epopeya fue primero, poesía
cantada para los griegos. Sus características son la espontaneidad y la
impersonalidad, el narrador ocupa un lugar secundario.

En la epopeya se distingue: una acción
épica que es grandiosa, y otra heroica que haya influido
en el destino y la civilización de ese pueblo, donde
encuentre reflejados sus costumbres creencias y sentimientos. La
presencia de un héroe superior también se
encuentra.

Otra de las características es la
extensión. Está formada por muchos versos que se
organizan en cantos o libros. Las
partes en que está dividida son: proposición,
invocación, exposición
y narración.

La Iliada de Homero cuenta los
últimos días de la guerra de
Troya. El pasaje que a continuación se incluye muestra la
ansiedad de Helena al saber que la guerra
está por concluirse. Entonces acude presurosa a la muralla
para ver a su esposo Menealo, que todavía tendrá
que batirse en un duelo singular. Los ancianos de la ciudad, al
verla tan bella, justifican que por su causa se haya producido
esta guerra.

Fragmento de la
Iliada.

De Homero.
Iris, por otro lado, a Helena
de blancos brazos, llegó mensajera,
a una de sus cuñadas parecida,
la que Helicaon, el hijo de Anténor,
tenía por esposa, Laodica,
por su semblante la más distinguida
de las hijas que Príamo tenía.

Poema Histórico

Obras basadas en el Historicismo, corriente de pensamiento
que reconoce el supremo valor de la
historia como
componente fundamental de la naturaleza y del
sujeto humano. Esta doctrina tiene antiguas raíces (ya los
sofistas griegos y Giambattista Vico, entre otros, plantearon la
importancia de la historia para comprender la sociedad), pero
adquirió una especial relevancia en el siglo XIX, con el
desarrollo del
nacionalismo.
Las investigaciones
de los filósofos e historiadores alemanes Ernst
Troeltsch, Wilhelm Dilthey, Karl Mannheim y Friedrich Meinecke
concedieron una notable importancia teórica a esta
corriente de pensamiento.
Sin embargo, el concepto de
historicismo admite diferentes interpretaciones, y debe ser
matizado en cada uno de sus usos. Conviene tener en cuenta que
una de las críticas más significativas que se hacen
contra el historicismo proviene de su carácter
relativista: al estar todo condicionado por la evolución histórica, no parece
posible defender una verdad sustancial de tipo determinado. El
análisis del historicismo que Karl Raimund
Popper hizo en su obra La miseria del historicismo (1957) se
convirtió en un influyente, y discutido, paradigma de
la crítica contra el sentido de esta corriente.

Poema Teogónico

El poema teogónico, normalmente atribuido a
Hesíodo, aunque algunos críticos lo consideran
posterior, narra el nacimiento del orden a partir del caos y el
de los dioses.

Poema Cosmogónico

Es el que se basa, en las teorías
míticas, religiosas, filosóficas y
científicas sobre el origen del mundo. Desde el punto de
vista terminológico, la cosmogonía
científica suele equipararse a la cosmología. Sin
embargo, el término "cosmogonía" pone más
énfasis en la comprensión teórica del
"inicio", que según los conocimientos actuales debe
entenderse de acuerdo con la teoría
de la Gran Explosión o Big Bang. La cosmología
también abarca el estudio de la estructura
actual del cosmos. Sin embargo, como el "inicio" y el estado
actual del Universo ya no
pueden considerarse por separado desde el punto de vista
teórico, la distinción entre cosmogonía y
cosmología ha quedado obsoleta en ciencia.

He aquí el relato de como todo estaba en
suspenso. Todo tranquilo, todo inmóvil, todo apacible,
todo silencioso, todo vacío; en el cielo, en la tierra. He
aquí la primera historia, la primera descripción. No había un sólo
hombre, un
sólo animal, pájaro, pez, cangrejo, madera,
piedra, caverna, barranca, hierba, selva, sólo el cielo
existía.

Este fragmento del Popol Vuh, libro maya del
siglo XVI y vertido al español en
el XVIII, narra el origen del mundo. A través de él
se conoce la cosmogonía y mitología del pueblo maya.

Poema Burlesco

Poema basado en la forma literaria que busca desvirtuar
los valores de
las obras literarias en las que se basa por medio de la
exageración ridícula de sus temas, personajes o
argumentos. Como sucede con la sátira, aparece bajo dos
formas: la épica burlesca, en la que un tema trivial se
trata con grandiosidad, como en algunas partes de Los Cuentos de
Canterbury, de Geoffrey Chaucer, y la mofa, en la que un tema
serio se trata de modo frívolo, como en Don Quijote, de
Miguel de Cervantes. El género burlesco es confundido a
menudo con otras dos formas de sátira, la farsa y la
parodia. La parodia es una imitación burlesca de una obra
o del estilo de un autor en particular; la farsa es una pieza
dramática escrita con el objeto de hacer
reír.

Uno de los primeros usos del género burlesco en
la literatura se
encuentra ya en el antiguo poema épico-burlesco griego que
parodia el estilo homérico La batracomiomaquia (El combate
de las ranas y los ratones). El género burlesco
apareció en el teatro de mano de
los dramaturgos griegos Aristófanes y Eurípides y
más tarde con el autor romano Plauto. En Inglaterra, este
género fue desarrollado en los inicios del renacimiento, y
uno de sus representantes principales es Geoffrey Chaucer, que
junto al escritor español Miguel de Cervantes Saavedra y
el francés Alain René Le Sage ridiculizaron el
romance medieval. Dos dramaturgos cómicos franceses, Paul
Scarron y Molière, así como el autor teatral
inglés
John Gay, destacaron en la producción burlesca dramática. El
poeta inglés
Samuel Butler llegó a niveles similares con su poema
épico-burlesco Hudibras. Uno de los mejores ejemplos de
literatura
moderna en este género lo representa las Novelas sin
sentido (1911), un ejemplo de carácter ligero del autor
canadiense Stephen Leacock. Un rico filón burlesco se
encuentra también en la mayoría de las operettas de
William Gilbert y Arthur Sullivan.

Parábola

Nombre dado por los retóricos griegos a una
ilustración literaria, cuya verosimilitud
se realiza estableciendo un vínculo entre la
ficción narrada y la realidad a la que remite. Puede
considerarse una forma de alegoría. Las parábolas
del Nuevo Testamento tienden a iluminar una verdad espiritual a
través de un relato breve de la vida cotidiana de la
época. Muchos escritores modernos han recurrido a la
parábola para comunicar un mensaje moral,
reelaborando en ciertos casos parábolas
evangélicas, como ocurre con el escritor brasileño
Raduan Nassar en Labor arcaica. Theodor Adorno ha destacado el
carácter parabólico de la narrativa de Franz Kafka.
Basta pensar en El proceso o El
castillo.

Fábula

Breve composición literaria en verso o prosa,
cuyos personajes son en general animales u
objetos inanimados. En su forma tradicional, apunta a demostrar
una verdad moral que, a
modo de advertencia o consejo, se sintetiza al final de la
narración en una moraleja.

No es fácil determinar sus diferencias con el
apólogo, que practicó Sem Tob, y los exempla
(ejemplos) medievales, como los que se insertan en el Libro de Buen
Amor de Juan
Ruiz. Parábola y fábula se estudian como formas de
la alegoría pero, mientras la primera se ocupa de hechos
posibles que remiten a un significado religioso, moral o
filosófico (la "parábola del hijo pródigo",
por ejemplo), la segunda, al dar voz a los animales o animar
lo inanimado, se asienta en impossibilia (cosas imposibles). En
la edad media, un
rico material complementario de las fábulas se
encuentra en los bestiarios, catálogos descriptivos que
explicitan el significado alegórico de los diferentes
animales.

Son famosas las fábulas de Esopo, escritor griego
del siglo VI a.C. y de Fedro, fabulista latino del siglo I a.C.
Ambos autores tuvieron gran difusión en la edad media,
sobre todo el primero a través de los Ysopetes. Su
influencia puede rastrearse, combinada con los cuentos de
origen oriental, en el arcipreste de Hita. El monje bizantino
Máximo Planudio realizó en el siglo XIV una
compilación de las Fábulas de Esopo. El
Panchatantra es una colección sánscrita del siglo
III que fue traducido a más de 50 idiomas.

En Francia hubo
una gran producción de fábulas entre los
siglos XII y XIV, de las que pueden citarse las de Marie de
Francia y la
colección de historias de animales titulada Roman de
Renart, antecedente del relevante papel del
zorro en la literatura fabulística. De los siglos
posteriores, se destaca la obra de Jean de La Fontaine, cuyas
fábulas se publicaron a finales del siglo XVII.

En España, en
el siglo XVIII, sobresalen Tomás de Iriarte y Félix
María Samaniego, quien, en su colección de 175
fábulas, incluye textos propios y adaptaciones de Esopo,
Fedro, La Fontaine y el inglés John Gay.

La versión contemporánea de la
fábula apunta a una reelaboración irónica en
la que suele desaparecer la moraleja o se ofrece al lector un
marco mayor de sugerencias. Es el caso de Fábulas de Luis
Goytisolo; Bestiario y Confabulario de Juan José Arreola;
Trece fábulas y media (1981) de Juan Benet, que concluye
diciendo "cuanto más canalla es la doctrina, mejor el
discípulo" o La oveja negra y otras fábulas, del
guatemalteco Augusto Monterroso.

Leyenda

Narración tradicional o colección de
narraciones relacionadas entre sí de hechos imaginarios
pero que se consideran reales.

A veces se da una mezcla de hechos reales y de
ficción, aunque se parte de situaciones
históricamente verídicas. La palabra procede del
latín medieval legenda y significa ‘lo que ha de ser
leído’. En efecto, durante algunos oficios
religiosos de la primitiva Iglesia
cristiana, se leían en voz alta legendas o vidas de
santos. Una colección famosa en la edad media fue La
leyenda dorada (Legendi di sancti vulgari storiado), escrita en
latín en 1264 por el dominico genovés Santiago de
la Vorágine, tratado hagiográfico en el que la
exaltación de las figuras de los santos roza en ocasiones
lo fantástico. Tal vez ese rasgo haya estimulado en el
siglo XIX al escritor portugués Eça de Queiroz a
elaborar su Diccionario de
milagros, que dejó inconcluso (abarca las letras A y B) y
se publicó, póstumamente, en 1900 (primera
edición española, 1990).

La leyenda se sitúa en un lugar y en una
época específicas y parte de hechos que fueron
reales aunque están idealizados. Se diferencian de la
historia propiamente dicha en el énfasis de la
narración y en su finalidad, que siempre es de tipo
didáctico o nacionalista, para dar confianza a un pueblo
en sí mismo en momentos en que se necesita ardor y
seguridad para
enfrentarse a una situación nueva y peligrosa. Por otro
lado, a diferencia del mito
(véase Mitología), que se ocupa de los dioses, la
leyenda retrata en general a un héroe humano, como ocurre
en el caso de la Iliada y
la Odisea
(véase Homero), la Eneida (véase Virgilio)o el
Cantar de mío
Cid. Son legendarias también las historias que
nutrieron muchas novelas de
caballería durante la edad media y que han servido de
fuente a escritores de épocas posteriores: así
ocurre con la leyenda del rey Arturo, con Carlomagno y con
el alquimista
alemán Fausto.

Leyenda "Un tesoro y una superstición", en
Tradiciones peruanas.

De Ricardo Palma.

Cura de Locumba, a principios del
siglo actual, era el venerable doctor Galdo, quien fue llamado un
día para confesar a un moribundo. Era éste un indio
cargado de años, más que centenario, y conocido con
el nombre de Mariano Choquemamani.

Después de recibir los últimos
sacramentos, le dijo al cura:

Taita, voy a confiarte un secreto, ya que no tengo hijo
a quien transmitirlo. Yo desciendo de Titu-Atauchi, cacique de
Moquegua en los tiempos de Atahualpa. Cuando los españoles
se apoderaron del Inca, éste envió un emisario a
Titu-Atauchi con la orden de que juntase oro para pagar su
rescate.

Novela

Narración extensa, por lo general en prosa, con
personajes y situaciones reales o ficticios, que implica un
conflicto y su
desarrollo que
se resuelve de una manera positiva o negativa. El término
novela (del
italiano novella, ‘noticia’, ‘historia’,
que a su vez procede del latín novellus, diminutivo de
novus, ‘nuevo’) procede de las narraciones que
Giovanni Boccaccio empleó para designar los relatos y
anécdotas en prosa contenidos en su Decamerón.
Ahora bien, como género es el resultado de la evolución que arranca en la epopeya y sigue
con el romance.

Fragmento de Don Quijote de la
Mancha.

Cuento

Narración breve, oral o escrita, de un suceso
imaginario. Aparecen en él un reducido número de
personajes que participan en una sola acción con un solo
foco temático. Su finalidad es provocar en el lector una
única respuesta emocional. La novela, por el
contrario, presenta un mayor número de personajes,
más desarrollados a través de distintas historias
interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones
emocionales.

La evolución histórica del cuento es
más difícil de fijar que la de la mayoría de
los géneros
literarios. Originariamente, el cuento es una
de las formas más antiguas de literatura popular de
transmisión oral. El término se emplea a menudo
para designar diversos tipos de narraciones breves, como el
relato fantástico, el cuento infantil o el cuento
folclórico o tradicional. Entre los autores universales de
cuentos infantiles figuran Perrault, los Hermanos Grimm y
Andersen, creadores y refundidores de historias imperecederas
desde Caperucita Roja a Pulgarcito, Blancanieves, Barba Azul o La
Cenicienta.

Relato

Tipo de enunciado y conjuntos de
procedimientos
que hacen que un relato o una serie de hechos, verdaderos o
falsos, sucedan dentro de un espacio temporal y estén
narrados de una manera específica, ya sea por un narrador
externo omnisciente y aparentemente objetivo, por
un narrador en primera persona que se
compromete con lo que está narrando, y hace que la
narración sea más subjetiva, o por un personaje,
lógicamente creado por el autor, pero que da la
sensación de ser un narrador omnisciente subjetivo y, por
lo tanto, crea una mayor proximidad y da sensación de
intriga y ambigüedad en lo narrado. Aunque la narrativa
suele relacionarse directamente con la novela, guarda
una estrecha relación con los poemas, la
biografía,
la crónica, o los libros de
memorias y
ensayos.
También tiene que ver con la
comunicación en general; de hecho no todo el mundo
cuenta igual las cosas, es decir, que cada persona narra de
manera diferente, tiene una narrativa propia. Es un
término que también se aplica al cine, la radio,
la
televisión y los periódicos.

5. Genero
Dramático (Teatro)
Tragedia

Floreció en el siglo V a.C. con autores
como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las obras son
solemnes, escritas en verso y estructuradas en escenas
(episodios) entre personajes (nunca hay más de tres
actores hablando en una escena) e intervenciones del coro en
forma de canciones (odas). Las historias están basadas en
su mayoría en mitos o
antiguos relatos, aunque el objetivo no
fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las que
los poetas se tomaban frecuentes libertades), sino hacer
consideraciones sobre el carácter de los personajes, el
papel de la
humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones
individuales. Por lo general, eran obras de poca acción y
los hechos se relataban a través de diálogos y
canciones del coro.

Las obras se representaban en festivales en honor de
Dioniso; entre estos festivales se encontraban el Gran
Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco
Rural, en invierno; y la Lenaea, también en invierno tras
el Rural. Se seleccionaban las obras de tres poetas para su
representación. Aparte de tres obras trágicas (una
trilogía), cada poeta tenía que presentar una
sátira y una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los
dioses y sus mitos.

Drama

El término drama viene de la palabra griega que
significa "hacer", y por esa razón se asocia normalmente a
la idea de acción. En términos generales se
entiende por drama una historia que narra los acontecimientos
vitales de una serie de personajes.

 
Los primeros datos
documentados de literatura dramática son del
siglo VI a.C.; la primera obra crítica sobre la
literatura y el teatro es Poética (330 a.C.) de
Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia
griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos
corales en honor del dios Dioniso que no solamente lo alababan
sino que a menudo contaban una historia. Según la
tradición, Thespis, el director de un coro del
siglo VI a.C., creó el drama al separar en un
ditirambo el papel del personaje principal del resto del coro:
él hablaba y el coro respondía. Según
Aristóteles, desde ese hecho sólo había que
dar un pequeño paso hacia la evolución del drama
como forma independiente con la incorporación de otros
actores y personajes. Pero el desarrollo espontáneo hacia
el drama trágico, un género muy elaborado y sin
precedentes, es difícil de documentar.

Comedia

Se desarrolló hacia la mitad del
siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se
conservan son las de Aristófanes. Tienen una estructura muy
cuidada derivada de los antiguos ritos de fertilidad. Su
comicidad consistía en una mezcla de ataques
satíricos a personalidades públicas del momento,
atrevidos chistes
escatológicos y parodias aparentemente sacrílegas
de los dioses. Para el siglo IV a.C. la comedia
había sustituido a la tragedia como forma
dominante.

Con la expansión de la cultura griega
a raíz de las conquistas de Alejandro III el Magno,
las comedias literarias y basadas en tópicos, así
como las tragedias filosóficas, pasaron a ser poco
apropiadas y dejaron paso a un tipo de comedia local, muy
abundante, llamada nueva. El misántropo es la única
obra completa que se conserva de Menandro, el gran autor de
comedias nuevas. La trama gira alrededor de una
complicación o situación que tiene que ver con
amor, dinero,
problemas
familiares y similares. Los personajes son típicos e
identificables, tipos socialmente simples, como el padre
miserable o la suegra molesta.

Ópera

Drama cantado con acompañamiento instrumental
que, a diferencia del oratorio, se representa en un espacio
teatral ante un público. Existen varios géneros
estrechamente relacionados con la ópera, como son el
musical, la zarzuela y la opereta.

Opereta

Obra teatral con canciones y bailes intercalados con
diálogos. En el siglo XVIII el término significaba
ópera corta, pero en los siglos XIX y XX tuvo el sentido
de una obra con música de
carácter ligero al gusto popular. La opereta francesa, por
ejemplo, se desarrolló en pequeños teatros como los
Bouffes Parisiens que fundó el compositor Jacques
Offenbach. La forma, originariamente una composición en un
solo acto, creció más tarde hasta los tres o cuatro
actos, aproximándose a la opéra comique. Las
más de 90 operetas de Offenbach incluyen Orfeo en los
infiernos (1858) y La Périchole (1868) entre otros
títulos notables. Para esas obras, él y su
compatriota Alexander Charles Lecocq, compositor de La fille de
Madame Angot (1872), usaron el término opéra
bouffe.

Las raíces de la opereta vienesa hay que
buscarlas en el Singspiel y en las farsas locales. Franz von
Suppé contribuyó a establecer este género y
destacó en él, produciendo obras como La bella
Galatea (1865), Caballería ligera (1866) y Boccaccio
(1879). Con Johann Strauss, II, la opereta vienesa alcanzó
renombre internacional. Su contemporáneo más joven,
Karl Millöcker, produjo El estudiante mendigo (1882). El
vals fue un elemento esencial de las operetas del joven Strauss,
y con El murciélago (1874) alcanzó una calidad muy
significativa. Su sentimentalismo y seriedad operística se
convirtieron en una faceta musical importante del típico
final de segundo acto vienés. Otros compositores vieneses
de operetas fueron Franz Lehár, que escribió La
viuda alegre en (1905); Robert Stolz, conocido por su Der Tanz
ins Glück (1936); Oscar Straus, compositor de El soldado de
chocolate (1909) y Emmerich Kalman, compositor de La condesa
Maritza (1924).

La opereta inglesa se desarrolló a partir de la
ballad opera corta y se extendió en otras obras. El autor
teatral británico John Gay creó uno de los ejemplos
más refinados de ballad opera con su obra La ópera
del mendigo (1728). La sátira política y social de
Gay influyó en los artistas que le siguieron, incluidos el
dramaturgo Bertolt Brecht y el compositor Kurt Weill. El
género alcanzó su cima en las óperas ligeras
de Arthur Sullivan y William S. Gilbert.

Zarzuela

Género musical escénico español en
el que se mezclan partes instrumentales, vocales y
habladas.

La zarzuela deriva del nombre del palacete o
pabellón de caza, rodeado de zarzas, donde, en el siglo
XVII se representaban para la corte española historias con
temática mitológica. La música de las
primeras zarzuelas se ha perdido, si bien conocemos muchos de sus
títulos y los nombres de sus autores. Destacan El
jardín de Falerina con música de Juan Hidalgo y
libreto de Pedro Calderón de la Barca, el más
importante autor de zarzuelas de esta época. La primera
zarzuela de la que se conserva suficiente música como para
tener una idea clara de cómo era el género en el
siglo XVII es Los celos hacen estrellas de Juan Hidalgo y Juan
Vélez, obra interpretada en 1672.

Con la subida al trono de los Borbones la ópera
italiana desplazó a los espectáculos en
español. Los músicos españoles se vieron
obligados a adoptar los esquemas italianos en zarzuelas como
Veneno es de amor la envidia de Sebastián Durón,
Júpiter y Danae (1708), del compositor mallorquín
Antonio Literes y otras en las que también aparecen
algunos elementos de la tradición musical española.
Durante el reinado de Carlos III, con las revueltas contra los
ministros italianos, se vuelve a impulsar la tradición
popular representada por los sainetes de don Ramón de
la Cruz. Con Las segadoras de Vallecas (1768), música de
Rodríguez de Hita y libreto de De la Cruz, se representa
la primera zarzuela basada en temas costumbristas. A la
desaparición del gran impulsor que fue Ramón de
la Cruz nadie continúa su labor.

Aunque los reyes siguieron apoyando la música
italiana, a partir de 1839 se produce una reacción con
obras como El novio y el concierto, El ventorrillo de Crespo y
Los solitarios, con libreto de Manuel Bretón de los
Herreros y música de Basilio Basili y La mensajera de
Hernando Gaztambide. Con Francisco Asenjo Barbieri el
género experimentará gran auge y fijará sus
características más importantes: mezcla de partes
cantadas y habladas, inclusión de danzas y bailes
populares, abundancia de temas cómicos y/o casticistas.
También se diferenciará claramente entre el
género chico (en un acto) y el género grande o gran
zarzuela (en tres actos). Las obras más famosas de
Barbieri son Jugar con fuego, Los diamantes de la corona, Pan y
toros y El barberillo de Lavapiés. En la segunda mitad del
siglo XIX destacan compositores como Emilio Arrieta, Federico
Chueca, autor de La Gran Vía y Agua,
azucarillos y aguardiente, Ruperto Chapí, autor de La
tempestad, La bruja y La revoltosa, Manuel Fernández
Caballero, El dúo de la Africana y Gigantes y cabezudos y
Tomás Bretón, autor de la popularísima La
verbena de la paloma.

Entre las obras destacables se encuentran la obra
maestra Doña Francisquita de Amadeo Vives, La
canción del olvido de José Serrano, El
caserío de Jesús Guridi, Las golondrinas de
José María Usandizaga y Luisa Fernanda de Federico
Moreno Torroba.

Jácara

Canción popular con acompañamiento
instrumental, característico de la España de
los siglos XVII y XVIII.

Su ascendencia es de origen árabe y, aunque
algunas de ellas fueron sencillos villancicos populares,
generalmente se interpretaban en el entreacto de las
representaciones teatrales. Los textos eran narraciones sobre las
aventuras de pícaros o personajes de origen humilde y
estaban escritos, en su mayoría, en un lenguaje
vulgar. Tenían un estribillo que repetía la voz con
el acompañamiento, mientras que las respuestas,
generalmente en versos octosílabos, eran otorgadas
únicamente al cantante solista. El instrumento principal
del acompañamiento era la guitarra, aunque con el
desarrollo de esta forma musical se llegaron a componer
también para otros instrumentos como el clave y el
órgano. Se conservan numerosas jácaras en
colecciones de música instrumental, tanto litúrgica
como profana, de los siglos XVII y XVIII.

Con este nombre también se conocieron
determinadas danzas de compás ternario a las que se ha
relacionado con la zarabanda.

Loa

En el teatro antiguo, prólogo, discurso o
diálogo
con que solía darse principio a la función
Composición dramática breve, que servía de
introducción al poema dramático.
Breve poema dramático en que se celebra a una persona o
acontecimiento.

Sainete

Pieza breve, generalmente en un acto, de tema
humorístico y ambiente
popular, que antiguamente se representaba a continuación
de una obra seria o como final de una función.
Deriva del paso y del entremés, y se afianza en el
siglo XVIII de la mano de don Ramón de la Cruz, quien
imprimió al género un rasgo marcadamente
costumbrista. Variedad argentina de este
género es el sainete criollo, cultivado en el primer
tercio del siglo XX.

A mediados de la década de 1980, algunos autores
de la capital de
España, jóvenes y provenientes del teatro
independiente, desempolvan el sainete tradicional y reelaboran
sus formas, retomando algunas de sus técnicas,
para acercarse a una forma autóctona de teatro. De este
intercambio entre lo actual y lo tradicional, de estas dos formas
de concebir la dramaturgia, surge lo que algunos dieron en llamar
el nuevo sainete.

Entremés

Pieza breve en un acto, en prosa o en verso, de tema
jocoso, que hunde sus raíces en la tradición
popular y posee un humor festivo y picaresco. Surgió en el
siglo XVI, inicialmente para ser representada entre dos
actos de una comedia. Cervantes y don Ramón de la Cruz
cultivaron este género con éxito.
Es difícil separar esta pieza dramática de otras
formas teatrales apoyadas en el lenguaje
popular y la tradición. Posiblemente, las actuales obras
de formato corto continúan en la práctica teatral
lo que eran los entremeses en la sociedad y el
tiempo que los
generaba.

Prueba de su vigencia en el teatro actual es el hecho de
que numerosos grupos y
compañías jóvenes aún los ponen en
escena.

Alta Comedia

En La comandante Bárbara (1905, llevada al
cine
posteriormente) y El dilema del doctor (1906), el autor
irlandés George Bernard Shaw continuó mostrando, a
través de la comedia, la complicidad de la sociedad con
sus propios males y defectos. En la primera, los principios y
prácticas de un fabricante de municiones se revelan como
elevadamente religiosos en comparación con los del
Ejército de Salvación y sus benefactores. El dilema
del doctor, es una sátira despiadada acerca de las
distintas profesiones y del temperamento
artístico.

Con las obras que siguieron a estas —Llegando a
casarse (1908), Matrimonio
desigual (1910) y La primera obra de Fanny (1911)—, Shaw
comenzó a acercarse a lo que podría llamarse la
farsa seria, una comedia intelectual con su habitual torrente de
diálogos, pero en la que introdujo elementos no
realístas, que explotaría por completo más
adelante. Aunque Fanny fue la que más se
representó, la más duradera de las tres
resultó ser Matrimonio
desigual. El autor dejó entrever su lado más
místico en El compromiso de Blanco Posnet (1909), que
trata de la súbita conversión de un ladrón
de caballos, y en Androcles y el león (1913), en la que
discutió sobre la verdadera y la falsa exaltación
religiosa, y utilizó elementos provenientes de los
autos
medievales y del mimo navideño victoriano.

Su pieza cómica Pigmalión (1913), que se
presenta como una "alta comedia" divertida e ingeniosa, fue
escrita como introducción didáctica a la fonética, pero en
realidad trata del amor y contiene numerosos elementos de
crítica social, como la explotación de un ser
humano por parte de otro. La obra obtuvo un éxito
inmediato y fue la base para una película y un musical que
con el nombre de My fair lady se estrenó en 1955 y llevado
de nuevo al cine en 1964 por George Cukor.

Ópera Bufa

Domenico Cimarosa compuso más de 60
óperas, misas, cantatas y oratorios. Se le conoce sobre
todo por las óperas bufas, caracterizadas por su ingeniosa
y brillante orquestación, especialmente en su obra
maestra, Il matrimonio segreto (1792).

A medida que avanzaba el siglo XX, los estilos
operísticos reflejaban tanto los persistentes enfoques
nacionalistas como un creciente internacionalismo representado
por el atonalismo y las técnicas seriales. El ruso
Serguéi Prokófiev escribió la ópera
bufa El amor de las
tres naranjas durante un viaje a través del Oeste de
Estados
Unidos. Se estrenó en Chicago en 1921.

Astracanada

A Pedro Muñoz Seca se le considera el creador del
género astrakán o astracanada, unas piezas
teatrales chabacanas en las que predomina el humor grueso, el de
la carcajada sonora, en un disparate cómico.

6.
Conclusiones

Entendimos un poco más acerca de
la importancia de los géneros literarios.
Hicimos un trabajo escrito con las normas
ICONTEC.
Se encontró dificultad al investigar acerca de algunos
términos.
Conocimos que las ramas de la literatura son muy extensas y es
muy difícil escribir acerca de todas ellas sin pasar por
alto
alguna.
Diferenciamos cada género y cada tema un poco
más.
Enriquecimos nuestro vocabulario.
Observamos los
grandes cambios que han tenido los géneros literarios en
su clasificación y la historia de cada uno.
Aprendimos a clasificar algunos escritos que
encontramos.

7.
Bibliografía

Equipo de traductores de la edición española de la
Biblia de Jerusalén. Biblia de Jerusalén. Bilbao.
Editorial Desclée de Brower, SA, 1994.
GÓNGORA, Don Luis de. Fábula de Polifemo y Galatea.
Madrid.
Índice, 1923.
GONZÁLEZ DE CHAVES, Lucila. Español y Literatura 9.
Bogotá. 1995
Enciclopedia Microsoft®
Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft
Corporation. Reservados todos los derechos.
PALMA, Ricardo. Tradiciones peruanas (Tomo II). Barcelona.
Montaner y Simón, 1894.

Palabras claves:
genero lirico oda, himno, canción, cantata, epitalamio,
madrigal, elegía, dolora, humorada, rima, epigrama,
soneto, romance, balada, letrilla, copla, cantar, genero
épico, epopeya poema histórico poema
teogónico poema cosmogónico poema burlesco
parábola fábula leyenda novela cuento
relato genero dramático (teatro) tragedia drama comedia
ópera opereta zarzuela jácara loa sainete entremes
alta comedia ópera ufa astracanada ensayo

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